sábado, 26 de abril de 2008

La influencia del Romanticismo en los movimientos nacionales europeos

1. Marco histórico del Romanticismo
El Romanticismo viene a ubicarse como movimiento dentro del campo intelectual europeo como una ruptura con el clasicismo y el racionalismo cartesiano, y al mismo tiempo con la influencia cultural francesa en cuanto al canon de la cultura europea. Sin embargo, las teorías y convenciones del clasicismo sobrevivirán a lo largo del siglo XIX, siglo burgués por antonomasia, como tradición legitimada con sus diversas reinscripciones estilísticas.
[i] El Romanticismo marcará entre 1775 –su origen- y 1825 –su esplendor- un tiempo de nueva y rotunda sensibilidad estética, y sin duda el período más rico y complejo en concepciones y criticas que reconoce la crónica del arte en Occidente.[ii]
George Steiner nos señala que “entre romanticismo y revolución existe una afinidad esencial. En el romanticismo el pensamiento se libera de la sobriedad deductiva del racionalismo cartesiana y newtoniano, la imaginación, del báculo de la lógica, y el individuo, tanto en la intuición como en la practica, de los ordenes jerárquicos y de casta”
Con el Romanticismo el pensamiento y la sociedad se dividirán en átomos, dando lugar a un movimiento que reconocerá dos motores impulsores principales, por un lado la decadencia del ancien régime, y por otro el declive de la vitalidad creativa del racionalismo clásico.
El principal hecho histórico que enmarcará el surgimiento del Romanticismo será, sin dudas, la Revolución Francesa. No es posible comprender el romanticismo sin verlo a la luz de los acontecimientos que se apoyaron en la Revolución Francesa. El problema no puede verse, sin embargo, como un fenómeno causa efecto: sería un error pensar que la Revolución es la causa del Romanticismo. Muchos años antes ya habían emergido algunas de las ideas que después se manifestarían durante y después de la Revolución. No nacieron de golpe y espontáneamente a partir de los sucesos de 1789. Fue necesaria una lenta maduración para que su difusión pudiese tener lugar.
[iii]
De este modo se pasó, poco a poco, del enciclopedismo al prerromanticismo y después al romanticismo. La Revolución fue, y no de una forma secundaria, un efecto de la ilustración del enciclopedismo, pero fue la propia revolución la que puso en crisis los ideales racionalistas y la que determinó, por tanto, esa “crisis del racionalismo” de la que se hicieron portavoces los románticos en nombre, no de un rechazo de la razón, sino de una decisiva ampliación de la razón en una dirección que la ilustración consideraba irracional y por ello rechazable.[iv]
El nacionalismo estuvo estrechamente ligado al romanticismo y asumió formas distintas en los diversos países europeos donde era posible hablar de arte y literatura románticos. Por ello es necesario, para entender la naturaleza de un fenómeno que fue a la vez tan general y tan determinado, hacerse una idea de la situación política y social de Europa al comienzo del siglo XIX. La Revolución Francesa, las guerras del Imperio, la gloria ascendente de Napoleón primero, y su declive después, fueron los acontecimientos que marcaron el agitado período que va de 1789 a 1815. El malestar general, vinculado a las condiciones económicas y sociales del momento, provocó las ardientes revoluciones de 1820 en España y Nápoles, y la de 1821 en Grecia y la de 1830 en Francia y Polonia.[v]
Si bien el romanticismo fue un movimiento pleno de carácter europeo, tuvo distintas expresiones de acuerdo a cada nación. Podemos distinguir entre el romanticismo ingles, el francés y el alemán, como los más importantes o, mejor dicho, aquellos que dotaron de mayor cantidad de autores y obras enmarcadas en este nuevo movimiento de ruptura con el clasicismo. Dos generaciones románticas inglesas tendrán sus exponentes máximos en el campo de la poesía. La primera conformada por William Blake, William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge. La segunda por Lord Byron, Percy Bysshe Shelley y John Keats. Desde su producción poética, lo romántico ingles expondrá las características de su renovación estética: reconciliación con la naturaleza, recuperación de las dimensiones sagradas del hombre que lo ligan a las historias míticas y sobrenaturales, emergencia potencial del alma solitaria y la creación de un paisajismo social de observación directa.[vi]
En Francia el primer romanticismo, el del joven Vigny, el del joven Lamartine y el del joven Hugo se declaró monárquico, pero, a partir de 1830, la mayor parte de estos escritores se dirigieron hacia un humanismo que pretendía ser comprensivo con las miserias del pueblo y con el sufrimiento de las naciones oprimidas. Dentro de la producción más importante en este tiempo podemos citar "Los miserables" de Hugo, "Los misterios de París" de Sue o alguna de las novelas de Balzac.[vii]
Pero habrá que tener en cuenta un importante detalle que nos marca Alfredo De Paz, si el clasicismo había sido fundamentalmente francés y gracias a su difusión había producido la “Europa francesa” del siglo XVIII, alrededor de 1760 comenzó la gran rebelión de Europa contra el clasicismo francés y, mas en general, la rebelión del espíritu europeo contra todas las formas del racionalismo cartesiano, que encontraría pronto su manifestación filosófica, y no fue casual que esta critica viniese de Alemania.[viii]
Autores como Lessing con sus "Cartas sobre literatura contemporánea", Herder que si bien había colaborado con Lessing reaccionaria contra el Aufklärung bajo la influencia del filosofo Hamman, apologista de lo irracional y del inconsciente, y que, a partir de allí creo el Sturm und Drang al que se adhirió entre otros el joven Goethe. Fue Herder que exaltó lo que llamaba “la poesía natural”, una poesía que encontró su origen e inspiración en el genio popular y nacional. Herder se convirtió de este modo en el primer teórico europeo del irracionalismo; su influencia en Alemania fue decisiva, revolucionando la literatura alemana a través de las obras románticas de Goethe y Schiller. Podemos citar como las obras que más influyeron en una generación Europea el "Werther" de Goethe y "Los bandidos" de Schiller. Estas dos novelas inaugurarán la carrera literaria del “héroe” romántico. A.W. Schelegel rechazará las adaptaciones clásicas de Shakespeare propias del siglo XVIII, y mostrara a Alemania un Shakespeare romántico que se convertiría pronto en el Shakespeare de todo el romanticismo europeo. Schelegel dictará primero en Berlín de 1801 a 1804 y luego en Viena de 1809 a 1811, un “Curso de literatura dramática” que será considerado el evangelio de la nueva dramaturgia y que influirá profundamente en la literatura francesa del romanticismo. Nace así un nuevo cosmopolitismo que, rompiendo con el cosmopolitismo universalista de la Europa francesa del siglo XVIII, se define con la
afirmación de las especificidades nacionales y el despliegue de intercambios e influencias reciprocas.
[ix]


2. La importancia del Romanticismo como movimiento dentro del campo intelectual europeo
La importancia del Romanticismo reside en que los problemas que acoge desde sus preocupaciones estéticas, trascendieron el campo del arte para proyectarse sobre las concepciones y los conflictos de toda una época cultural que cabalga entre los siglos XVIII y los primeros cincuenta años del siglo XIX. Dilemas que fecundaron la creación y la reflexión romántica, pero que a la vez permitieron que el Romanticismo alimentase a la propia constitución de la identidad del sujeto libre y autónomo de la razón moderna. . Es la compleja y dinámica relación del pensamiento estético romántico con el empirismo filosófico ingles, con el criticismo filosófico y el idealismo alemán, con las herencias religiosas protestantes (Inglaterra y Alemania) y católicas (Francia) lo que permitirá a la nueva conciencia ilustrada moderna autocerciorarse de su propia figura y significados en la historia.
[x]
Cuatro grandes problemáticas –por vía poética y estética- se articularan como aportes de lo romántico a la Modernidad:
a) Sobre la sensibilidad, como clave de interpretación más rica y profunda para definir la subjetividad moderna. El romanticismo tensa la figura de la subjetividad desde los conflictos intelecto/sentimiento, conocimiento/imaginación, metódica del saber/creencia, análisis objetivante/intuición.
b) Sobre la conciencia histórica: aportes reformuladores y críticos sobre la figura del sujeto de la razón ilustrada, reconvirtiéndola en conciencia histórica, conciencia historificada, particularizada, nacionalizada: conciencia ilustrada conflictuada, alma de contrastes, de deseos inconciliados, desesperanzada y redentora, potenciada por lo racional (consciente) y por lo irracional (inconsciente).
c) Sobre los caminos hacia la verdad del hombre: comprensión de corte culturalista sobre lo real, sus procesos y su sujeto, a partir de una óptica y fundamento explicativo básicamente literario (de fondo religioso).
d) Sobre la Modernidad como conflicto cultural: interpretación desde la sensibilidad estético filosófica romántica, de que el fin del antiguo mundo de Dios, las nuevas lógicas productivistas del capitalismo, la desagregación y especialización de los saberes, amenazaban a la nueva libertad y autonomía del sujeto moderno desde una problemática sustancialmente cultural: desde una cultura moderna, entendida como relación contradictoria y dramática entre subjetividad objetivante (el hombre ahora hacedor del mundo y de los significados para su vida) y cultura objetivada, plasmada (la nueva escena del mundo moderno). Contradicción cultural, en tanto el sujeto racional comenzaba a no reconocerse o a rechazar su propia e irracional construcción cultural del mundo.
[xi]
Diferentes concepciones artísticas, estéticas y filosóficas se irán complementando en el desarrollo del romanticismo como movimiento dentro del campo intelectual europeo. Será el alemán Alexander Baumgarten el que aportará en forma paradigmática el cuanto al tratamiento de la estética. En su obra, "Aesthetica", publicada en 1758, procurará una definición de la estética como conocimiento sistemático y rama especifica de la filosofía, en definitiva, fundará el campo filosófico de la estética.[xii]
El pensamiento de Johann Winckelmann ejercerá una enorme influencia en el romanticismo, especialmente en el germánico. Con Winckelmann regresaremos a la teoría estética fundada en las cualidades de la obra de arte, como lo era en el clasicismo, alejándonos de la preocupación empirista inglesa por los aspectos subjetivos del placer artístico (intuición, imaginación, gustos), y distanciándonos también del problema de la relación entre estética y conocimiento que Baumgarten sistematizará filosóficamente.[xiii]
Con Immanuel Kant la estética alcanza su plenitud como disciplina filosófica. Kant distinguirá que el arte moderno establece sus premisas sustantivas, y reunirá, tamizará, evaluará y criticará el múltiple pensamiento de toda una época sobre el arte, para situarlo como argumentación sistemática dentro del conjunto de la propia elaboración del criticismo kantiano. Además con Kant el arte encontrará sus fundamentos, sus categorías y formas de experiencia de la subjetividad que abren curso a su estatuto autónomo a constituirse como esfera autónoma que responde a sus propias referencias especificas. Kant se abocará a la tarea de pasar un rastrillo reflexivo sobre las ideas estéticas de su época, preocupado en realidad por consumar el sistema filosófico sustentado en su "Critica de la Razón Pura", y en su "Critica a la Razón Practica". En la primera de sus obras Kant nos hablará de la “facultad del conocer desde la razón pura-teórica-científica, reino del concepto”; y en la segunda “de la facultad del desear humano, mundo de la ley moral orientada a la noción de libertad”. Kant se encontrará con la necesidad de vincular estos dos mundos (el científico y el moral) que se presentaban sin puentes mediadores. Kant planteará una tercera facultad, en su obra "La Critica del Juicio", distinta de la facultad de conocer y de desear. Esta será la facultad del sentimiento (de placer y de dolor), facultad que no poseerá ningún poder cognitivo sobre la realidad fenoménica del objeto (ciencia pura), ni penetrará en la realidad de la experiencia mas allá de la experiencia, es decir, en “la cosa en si” kantiana, la libertad (esfera de la práctica y de la moral). Kant planteará esta tercera facultad, cuyo expresarse permanece en el orden de la subjetividad infudamentada y libre –como lo es esencialmente el sujeto- pero que al mismo tiempo áspero a la universalidad y al reconocimiento general.[xiv]
Cuatro son los elementos que nos interesan y que podemos extraer de la filosofía kantiana sobre lo estético:
a) El juicio estético juzga el gusto a través de un sentimiento de placer.
b) El nuevo principio a priori de Kant, principio trascendental para la estética, es la finalidad formal.
c) La finalidad formal kantiana plantea que la belleza tiene por finalidad la forma de un objeto.
d) El tema de lo sublime: diferencia entre lo bello y lo sublime.
[xv]
Será el Sturm und Drang el movimiento que cimentará el espíritu romántico alemán. Serán varias las causas constitutivas, pudiéndose destacar por lo menos tres como las más representativas, ellas son, primero, el impacto negativo que produce la ilustración francesa sobre un mundo de pensamiento germánico, segundo, la reacción literaria contra los predominantes e influyentes criterios estéticos racionalistas franceses, y en tercer lugar, la influencia que empieza a ejercer en círculos creativos el sensualismo ingles y sus teorías sobre la sensibilidad.[xvi]
La aparición del Sturm und Drang contiene las ambiciones estéticas y filosóficas en germen, que distinguirán luego al romanticismo en su plena consagración y marcará los puntos de ruptura con el clasicismo:
a) Critica a la ilustración racionalista que excluye y niega –como experiencias irracionales- la sensación, el sentimiento, y la imaginación.
b) Emancipación de un “pensar correcto” en arte, atenido a reglas académicas
c) Pasaje, en la comprensión del arte, de una estética de la obra y sus reglas, y de la experiencia en la sensibilidad del sujeto receptor a una estética de la productividad de la subjetividad creadora
d) Refundación de la comprensión de lo real, la historia y el saber, desde una base literario-poetica-cultural.
e) Revalorización de lo mítico y de la mitología como desafío del arte y de la cultura moderna.
f) Rechazo de las teorías aristotélicas y clasicista de la imitación.
g) El arte autentico es el arte del genio original: fuerza irracional espontánea no imitativa

3. Análisis de una obra de arte romántica y sus puntos de ruptura con el clasicismo.
Si analizamos la obra “Tormenta de Nieve: un vapor a la entrada del puerto” de Joseph Mallor William Turner vemos claramente como en este caso la pintura romántica nos muestra un artista completamente distinto al del clasicismo. Esta obra, representante de lo que se denominó el paisajismo romántico” y, precisamente esta, provendrá del romanticismo ingles. En el clasicismo el paisajismo era un genero menor, ultimo escalón, dentro de su estética plástica. Lo central en el clasicismo eran las acciones y las figuras de los hombres, en el caso de “Tormenta de Nieve: ...” lo central es la fuerza misma de la tormenta transmitida por el autor, que solo aparece ella en el centro de la escena, y que no se ve hombre alguno y solo se vislumbra la silueta del vapor. No hay puntos de referencia, todo es fuerza y confusión, eso es lo que transmite el autor, no solo de su observación externa, sino fundamentalmente de observación interna, de su interior, de mirarse hacia dentro y expresar su sentimiento. Esta obra rompe rotundamente con el canon clasicista que nos hablaba de un orden lógico que se revele por completo en el dibujo, pues el color era solamente pasajero, en este caso Turner no da lugar a la lógica ni al dibujo, sino a la fuerza destructora de la tormenta, borrando el dibujo a contornos suaves, y donde el color es el protagonista, el que transmite la fuerza de la tormenta. En este caso la naturaleza es el punto de partida, pero carente de razón, la tormenta roza con el concepto kantiano de lo sublime, y no va a traer inteligencia y razón, sino que traerá sentimientos, como el temor, la confusión, El color y la luz no se replegarán a un papel de servidumbre, sino que serán los protagonistas. Acá no habrá una feliz imitación de la naturaleza y el hombre, sino todo lo contrario, acá habrá desolación, desamparo, producida por la fuerza desatada e incontenible de la naturaleza que hasta puede hacer desaparecer al hombre, relegarlo a un plano secundario. Por ultimo tampoco habrá nobleza, sino destrucción, caos, confusión. Lo que habrá es el alma del artista dejada al desnudo, enfrentado a su propio abismo creativo, a su complejidad, a sus limites, a su desesperación.

4. La influencia del Romanticismo en los movimientos nacionales europeos.
Como nos marca Alfredo de Paz en su obra analizada en esta asignatura, “el nacionalismo estuvo estrechamente ligado al romanticismo y asumió formas distintas en los diversos países europeos donde era posible hablar de arte y literatura románticos.”
[xvii] Existieron dos grandes luchas que sacudieron en este periodo las conciencias y se convirtieron en símbolos de independencia y libertad: las que llevaron a cabo los irlandeses organizados por Daniel O’Connel, y la lucha de Grecia por su independencia sensibilizaron a la joven generación romántica. Poetas y escritores como Novalis y Schlegel en Alemania, Leopardi en Italia, Mickiewicz en Polonia, se convertirían en el eco de diversos movimientos nacionales. El nacionalismo se transforma de este modo en un fenómeno internacional. Cada nación se consideraba la más apta para liberar a las demás. La joven generación alemana que acogió a la Revolución Francesa con entusiasmo, modificó su posición, debido en gran medida a la influencia de Burke, de Maistre y de Bonald, y rápidamente se alejó de ella. Se encaminará hacia una concepción de la nación fundada en conceptos como raza o Volkgeist, espíritu del pueblo. Se llegaría a casos extremos, como el de Novalis, a una especia de misticismo político al que le era totalmente extraña la idea de contrato social o de amistad. Para cimentar la unidad nacional solo harían falta la fe en la pareja real y el amor de sus súbditos.
Una tesis interesante para analizar es aquella que cree ver en el romanticismo la preconfiguración ideológica del nazismo. Esta tesis no es correcta, aunque es posible afirmar que el nazismo pudo encontrar una cierta cohesión histórica en las tendencias más reaccionarias del romanticismo alemán. No podemos decir que la situación en la Alemania nazi era la misma que en la Alemania de la Revolución Francesa, pero la Alemania nazi era también una Alemania en crisis económica y social, una Alemania humillada por el Tratado de Versalles, de ahí el eco que encontrarían los grandes temas románticos: la idea de que la lengua alemana procedía de una lengua fundamental, la tesis del origen inconsciente de la nación, la fe en la presunta misión dominadora y civilizadora del pueblo alemán. Si bien esto fue una tendencia del romanticismo, hay que ser muy cuidadosos y tratar de no generalizar en sus efectos. Sin embargo no podemos dejar de reconocer que diversas consideraciones del romanticismo (especialmente en Alemania) supusieron tesis reaccionarias y conservadoras, o, mejor dicho, se utilizaron en dicho sentido.
A la luz de este análisis, y sabiendo en los albores del siglo XXI los males que han generado en la humanidad los nacionalismos extremos, como fue el caso del nazismo, vemos como, todavía en la vieja Europa, en el continente que más sufrió las atrocidades del nacionalismo, en la que se están construyendo entidades supranacionales en proceso de integración, todavía subyacen en forma larvada en algunos países, pero mas directa y visible en otros las peores lacras del nacionalismo. La situación en los Balcanes o los neo nazis alemanes son reflejos de la barbarie que tomando elementos románticos tratan de justificarse en acciones repudiables desde todo punto de vista. La ideología de los jóvenes neo nazis que marchan al compás de Richard Wagner no alcanzará jamás el verdadero significado de los pensadores del romanticismo, porque los románticos buscaban el interior del hombre, su esencia, su sentir, y las ideologías totalitarias solo buscan la eliminación del hombre, del distinto, del otro.

[i] Casullo, Nicolás “Arte y Estética en la Historia de Occidente”
[ii] Casullo, Nicolás op. cit
[iii] De Paz, Alfredo “La Revolución Romántica: Poéticas, estéticas, ideologías”
[iv] De Paz, Alfredo op. cit
[v] De Paz, Alfredo op. cit.
[vi] Casullo, Nicolás op. cit
[vii] De Paz, Alfredo op. cit.
[viii] De Paz, Alfredo op. cit
[ix] De Paz, Alfredo op. cit.
[x] Casullo, Nicolás op. cit.
[xi] Casullo, Nicolás op. cit
[xii] Casullo, Nicolás op. cit.
[xiii] Casullo, Nicolás op. cit
[xiv] Casullo, Nicolás op. cit.
[xv] Casullo, Nicolás op. cit.
[xvi] Casullo, Nicolás op. cit
[xvii] De Paz, Alfredo op. cit.

No hay comentarios: